Los días 22, 23 y 24 de noviembre Daniel Casares estrena en el Teatro Real de Madrid un repertorio en el que lo esencial es el discurso musical, todo lo demás es secundario.
“El poder de lo sutil… son esas grandes cosas que para nuestros sentidos son muy pequeñas pero para nuestros corazones son inmensas”. Alejandra Casares
Alejandra, la hija de Daniel Casares, tiene la clave de lo que significa este proyecto de su padre. Con la pureza de su alma de niña, ella es capaz de ver lo importante más allá de lo evidente. Ahí es donde ambos se encuentran ante el poder de lo sutil.
El poder de aquello que apenas se adivina… Una guitarra que suena flamenca sin pretenderlo. Una armonía que vuela ligera con la naturalidad de aquello que no requiere de artificios. Notas que fluyen sin buscar el virtuosismo. Y los silencios. Los matices de los silencios que hablan más y mejor que ningún acorde.
Casares ha creado un repertorio en el que lo esencial es el discurso musical, todo lo demás es secundario. De ahí su versatilidad. A pesar de estar compuesto para guitarra, puede interpretarse a piano o con una orquesta. La esencia se mantiene intacta.
Se percibe en este trabajo, además, la influencia de algunos grandes músicos con los que Casares ha trabajado: Jorge Pardo, Toquinho, Hamilton de Holanda, Lorena Mckenitt, Arturo Díez Boscovich, Cecilia Bartoli, Michael League, Alejandro Sanz, Antonio Orozco, Miguel Poveda, Tony Zenet, Javier Ojeda, Dulce Pontes, Pasión Vega, Cuca Roseta… pero sobre todo se aprecia el enriquecimiento musical que el guitarrista ha ido adquiriendo con los años. Interpretar el Concierto de Aranjuez supuso para él el descubrimiento de la verdadera sutileza.
El hilo invisible que cose las emociones está presente en todos y cada uno de los títulos de este trabajo. Todos ellos tienen una carga emocional importante para el artista porque nacen de sus vivencias, de su familia, de su entorno, de su lugar en el mundo.
Decía Alejandra… “El poder de lo sutil… son esas grandes cosas que para nuestros sentidos son muy pequeñas pero para nuestros corazones son inmensas”.
El poder de los sutil suena flamenco porque Daniel Casares lleva el flamenco en su ADN y su corazón lo sabe.
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